martes, 9 de agosto de 2011

Thor: El poderoso vengador, forastero en la extraña Midgard


Si Stan Lee y Jack Kirby jamás hubiesen traspasado las leyendas y mitos nórdicos al cómic a imagen y semejanza de la imaginación de ambos autores a aquel número 83 de Journey Into Mistery, y sin embargo se hubiese editado el Thor de Roger Langridge y Chris Samne en un sello independiente en los años noventa hablaríamos de un título para la memoria.

Comparado al renombre que tuvieron en aquella década cómics como Strangers in Paradise de Terry Moore, Bone de Jeff Smith, Leave it to Chance de Paul Smith, Mage de Matt Wagner, y poco más.
Thor: The Mighty Avenger fue concebida a sabiendas de la adaptación al cine del personaje y mucho antes de su estreno, pero desmarcándose de cualquier tipo de continuidad del Universo Marvel y haciendo y deshaciendo situaciones a placer por parte de los autores en una Midgard que aún no conocía a grupos como Los Vengadores, pero que sin embargo van apareciendo personajes conocidos en mayor u en menor medida de una forma que el marvel zombie de pro no necesita reconocer y los lectores/as más neofitos o que simplemente el cómic pasaba por sus manos, se les presenta de una forma sencilla y divertida sin necesidad de un enciclopedista resabiado con gafas de pasta más grandes que su cabeza.

Y qué se presenta en la serie, Odín hasta los cuernos del yelmo de la arrogancia e insensatez de Thor, Thor exiliado de Asgard a Midgard atravesando los planos de una bofetada a una velocidad que haría exclamar a Bruce Banner: "!Gamma mia!" y una polvareda del aterrizaje del dios del trueno semejante a un hongo nuclear. ¿El destino para la terapia de humildad? Bergen, pero no la ciudad noruega, más concretamente la Bergen de Oklahoma.

Puestos en escena, como no podía ser menos aparece Jane Foster contemplando como un signo de la divina providencia el puente de Bifrost en el cielo tras ser despertada por el mamporro patrocinado por aerolíneas Odín para el turista asgardiano del trueno en la Tierra.
Jane, trabajadora del Museo Bélico de Bergen, es ascendida tras el misterioso cambio de trabajo del doctor Erquhar a K-Tech Electronics, un signo inequívoco para abrir una trama paralela con el misógino y stevensionano Hyde de por medio, un villano clásico de Marvel.
Una llamada de Jane a Jim North, es una simple excusa para presentar al ex-novio médico de esta, que tras su ruptura y quedar por parte de ella simplemente como amigos es el típico caso masculino que cree que es un impás en la relación y en el caso contrario femenino ni de lejos es visto de esa forma. Lo que llega a constantes desentendidos y falsas esperanzas para Jim, pero no quita que se muestre colaborador llegados al caso.
El triángulo que conforman Jane-Jim-Thor es una constante en éste primer tomo formato prestigio publicado por Panini: "El dios que cayó a la Tierra", que reúne los primeros cuatro números USA, para ayudar a Thor en las desavenencias culturales y a las vicisitudes de estar encarnado en un simple cuerpo mortal.

A parte de eso, ¿algo más? Thor vagabundeando e intentando conseguir una urna del Museo Bélico de Bergen donde se guarda un arma sabida por todos, su evolución lingüística, desaprobación por Midgard y añoro por esa Asgard lejos de la estética ABBA que se mostró en los primeros teasers que aparecieron antes del estreno de la película. Jane acogiendo y adoptando con escepticismo a Thor, dispuesta a mostrar un mundo no tan cínico, sucio y desleal como el asgardiano admite. Los tres guerreros: Volstagg, Hogun y Fandral visitando a Thor y en parte comprobando para Odín como va su comportamiento y conducta. Artefactos asgardianos y situaciones que casi parecen sacadas de un Monkey Island. Hank Pym y Janet van Dyne, el Hombre Hormiga y la Avispa respectivamente, pelea tabernaria en un pub londinense inclusive con el Capitán Britania que sirve para formalizar posteriormente una relación de amistad entre cervezas. Y mucho, mucho más.

Thor: The Mighty Avenger es precisamente una colección de una deidad con pies de fango en un mundo donde las deidades de una época pasaron a entretenimiento literario, y eso es lo que ofrece. Entretenimiento para todo tipo de público en apariencia, pero los guiones de Roger Langridge consiguen ir varios pasos más allá, por no hablar de los dibujos de Chris Samnee, trazo que si bien podría situarse en el ámbito de cómic independiente, consigue dotar a la serie de personalidad propia y con un estilo de dibujo que supera con creces a otro tipo de lápices del catálogo de La Casa de las Ideas.

Uno de esos títulos que te encantan pero que no recomendarías a cualquiera. Pero la mayoría de fangirls de Tumblr quedaron encantadas y la unidad de opiniones en los foros norteamericanos también, y eso suele ser sinónimo de calidad. Así que qué diablos, un cómic lleno de optimismo para descubrir y que lamentablemente fue cancelado en su número ocho recientemente. Agh.

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